Tras la victoria de la república en la elecciones generales de 1931, se temía que el mantenimiento de la bandera rojigualda ( tres franjas horizontales : rojo-amarillo-rojo ) no tuviera la fuerza simbólica que representaba la nueva era marcada por la Segunda República Española y se creyó oportuno incorporar el morado, en reconocimiento a Castilla.
Pero no parece ser que el morado, como tal color, fuera exactamente el color tradicional de los comuneros de Castilla, si no mas bien una gama cromática similar que iba entre el violeta y el carmesí. La dificultad para distinguir bien estos colores afines, dio lugar finalmente al morado como el tercer color de la bandera de la Segunda República Española, en homenaje al fundamental apoyo del pueblo de Castilla.